Las experiencias, las emociones fuertes, los problemas, la diversión, la diversidad de creencias de las personas con las que convivimos a diario; se compara a un teatro, donde todos somos actores, y tomamos un papel en la obra.
La mayoría de nosotros pasamos la vida actuando en nuestra propia obra de teatro, donde los demás personajes solo juegan un papel secundario, les damos el papel que consideramos según lo que pensamos o creemos, y muchas de las veces no los conocemos en realidad, pero ya los hemos juzgado, algunas veces según su apariencia, otras según como hablan y muchas más solo porque suponemos que así son.
La realidad es muy diferente a lo que se ve, cada uno de nosotros la percibe de un modo distinto, según lo que queremos, lo que sentimos, lo que decimos, etc.; nos preocupamos por lo que piensan los demás acerca de nosotros, de nuestros actos, vivimos siempre agradando a los demás incluidos los familiares y amigos. Imaginemos que llevamos puesta una máscara, tras la que escondemos el verdadero ser, lo que nos gusta, lo que pensamos, y que no somos capaces de dejarlo salir tal vez por miedo de ser criticados o rechazados.
Pondré un ejemplo; tal vez todos nosotros conocemos a algún vagabundo o indigente que anda por las calles, viviendo su vida, sin rumbo fijo, que no se preocupa por su apariencia física, ni le preocupa que lo critiquen por como se ve, que no actúa ningún papel en el gran teatro de la vida, sino que solo aparece en el escenario sin preocuparse por nada, sin importarle que los niños lo miren y pregunten porque esta así, la respuesta más común es ¡déjenlo, esta loquito!....... pero puede que vivan felices así, sin preocupaciones, sin preocuparse por riquezas, bienes, si tienen casa, dinero, autos, sin tener que pagar las cuentas de banco, sin fingir ante nadie quien son realmente, viven en su propio mundo, tienen su propia história y quizás jamás la lleguemos a conocer.
Muchas veces creemos que nuestra historia personal es la mejor, que solo nosotros tenemos la verdad, que los demás están equivocados y vivimos actuando un papel de perfeccionismo, de orgullo de soberbia, pero siempre en el fondo, aguarda el ser real, al que no le da miedo vivir, disfrutar de las cosas más sencillas, el que no guarda posturas, el que no tiene rencores contra nadie, el que solo quiere ser feliz, el que se asemeja a un niño. Deja que tu verdadero ser actué en la obra de tu vida, que aparezca en el papel principal.
No juzgues a los demás por su apariencia, pues tal vez hasta un vagabundo tenga algo que enseñarte, al menos cuando lo mires, debes sentirte afortunado por lo que tienes, por tu hogar, por tu trabajo, por la ropa que usas, por tus amigos y porque tienes un lugar a donde llegar, una cama donde descansar, mientras él no tiene nada.
No olvides brindar tu apoyo a todo el que lo necesite, ayuda de corazón y así te estarás ayudando a ti mismo.
Tutti fratelli (Todos somos hermanos) Juan Enrique Dunant)
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